LA SALUD DIGESTIVA NO SOLO ES CUESTIÓN DE DIETA 🥑
Piensa en esos días de mucho estrés. Quizás sientes el estómago revuelto, dificultades para digerir bien, hinchazón abdominal o cambios en tu tránsito intestinal, como diarrea o estreñimiento. Estos síntomas pueden ser respuestas inmediatas de tu sistema digestivo frente a un día complicado. Pero, ¿qué pasa cuando ese estrés se convierte en algo constante?
Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, tu intestino puede empezar a funcionar de manera ineficaz, generando un malestar constante. Esto, a su vez, alimenta un estado de ansiedad que solo intensifica los síntomas digestivos. Para quienes padecen trastornos digestivos crónicos, como el síndrome del intestino irritable, disbiosis o SIBO, esta es una realidad cotidiana. El estrés crónico no solo exacerba los síntomas digestivos, sino que también crea un ciclo de retroalimentación donde la ansiedad por el malestar físico aumenta dichos síntomas, formando un círculo difícil de romper.
Con el tiempo, este malestar y la hinchazón tienden a intensificarse, lo que provoca una preocupación constante. Los síntomas comienzan a afectar no solo el cuerpo, sino también la mente, generando frustración, ansiedad y, en algunos casos, incluso síntomas depresivos.
Romper este ciclo es posible, requiere un enfoque que contemple tanto la gestión emocional como el cuidado del sistema digestivo. Mi objetivo es ayudarte a mejorar tu salud digestiva a través de la conexión intestino-cerebro, abordando los pensamientos, las emociones y los síntomas físicos para que recuperes tu bienestar y calidad de vida.